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La delegada de Cives Mundi en América Latina, desde Chile: “Pensé que ahí se acababa mi vida, no más”

La responsable de Cives Mundi en América Latina, Celine Clavel, vivió en primera persona el terremoto que azotó Chile puesto que la sede de la delegación de la ONG para ese continente se encuentra en Santiago, la capital del país. “Me encuentro bien, no me pasó nada, pero aún estoy en estado de choc”, comenta Celine por correo electrónico.


Santiago se localiza a unos 400 kilómetros al norte del epicentro, pero el seísmo fue de tal intensidad que se sintió fortísimo: “Como uno de 7,5 grados”. Obviamente, “la experiencia fue terrible”, apunta la delegada de Cives Mundi. Y confiesa: “La verdad creí que hasta ahí llegaba mi vida, no más; que el edificio en el que vivo se iba a derrumbar. Pero aguantó bien. Eso sí, todo se cayó en la casa. Luego me contaron que en los pisos más altos la gente no podía ni ponerse de pie, tal era como temblaba todo”.


Poco a poco, Santiago de Chile vuelve a la normalidad, aunque siguen las réplicas, eso sí cada vez menos intensas, “y aún no dormimos tranquilos”. “Pero en el Sur del país, la situación es catastrófica. Las imágenes son desoladoras”, se lamenta Celine, quien ya había vivido otro terremoto en Chile, el de 1985, y quien resume lo que se siente en momentos así: “No se lo deseo ni a mi peor enemigo”.

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