El cortometraje Laila, dirigido por la también actriz Silvia Munt, cierra hoy martes 28 las cinco sesiones del festival de cine saharaui organizado por Cives Mundi y la Asociación Soriana de Amigos del Pueblo Saharaui (Centro Cultural Gaya Nuño, 20 horas, entrada libre).
Laila es una película de quince minutos que ha cosechado un gran número de premios, entre los que se incluye el Goya al Mejor Documental, en 1999.
Al galardón más importante del cine español se unen otros obtenidos en Bilbao, Alcalá, en el programa de Tv Versión española y en los premios Ford.
Además, la cinta ha recorrido medio mundo, participando en certámenes en Alemania, Australia, Francia, Canadá, Italia, Suiza y Portugal.
Laila es un corto delicioso, emocionante, de esos trabajos que llegan al fondo del corazón. Una niña sueña con un país, el Sáhara occidental, del que no sabe nada, salvo lo que le han contado sus padres, con lo que vive en los campos de refugiados de Tinduf.
Este es el viento malo, el viento de los campamentos en Argelia, dice la pequeña protagonista mientras escribe una redacción, en torno a la que gira la historia.
Este trabajo completa el mes dedicaDO al conflicto saharaui, que el pasado martes tuvo un invitado de honor: el delegado del Frente Polisario en Valladolid, Abdulá Árabi, quien narró la larga marcha de su pueblo para conseguir sus objetivos, un camino que, a su juicio, está jalonado de renuncias de los saharauis.
Llevamos 18 años esperando que se aplique el plan de paz, señaló Árabi. Creyendo en esa hoja de ruta firmada en 1991, el Frente Polisario dejó la lucha armada y admitió la celebración de una consulta popular en la que, recordó Árabi, se formularía una doble pregunta: la autodeterminación o la integración en el Reino de Marruecos. El representante polisario hizo hincapié en que ese proyecto no sólo no se había cumplido sino que su modificación posterior con el llamado plan Baker supuso otra cesión a Marruecos, al admitir una autonomía bajo soberanía alauita antes de lanzar el referéndum.
Ante todo queremos la paz, concluyó Árabi, quien además pidió a los principales países involucrados en el conflicto (España, Francia y Estados Unidos) que se deshicieran de la hipocresía en la defensa de sus importantes intereses económicos particulares con Marruecos y apoyaran la causa noble y justa del Sáhara.
La charla de ese martes tuvo su colofón con la preparación de un té al que fueron invitados todos los asistentes. Aunque en la ceremonia del desierto se ofrecen tres tes con diferentes sabores, en esta ocasión, por problemas de tiempo, fue una única y deliciosa bebida la que pudo probarse.
