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“Abajo están disparando”

“Están disparando abajo”. Con estas tres palabras se inicia el cuenteo de muertos, los disparos que suenan como simples petardos, el correr de gentes portando un herido en andas, las ambulancias aullando. Es el Día de la Desgracia, la Nakba que conmemoran los palestinos, es la frontera con Israel, en el Sur del Líbano, y ha sido un baño de sangre. Este Cuaderno de Viaje, y quien esto escribe, no contaba con tener que narrar algo así.


Esta mañana hemos bajado, casi en romería al Sur. Cientos de autobuses, miles de personas, palestinos procedentes de los ocho campos de refugiados que ahí aquí formaban una caravana lenta, con ese tono festivo que tienen los acontecimientos multitudinarios de carácter reivindicativo. La caravana partió de las puertas de campo de refugiados palestino de Ein el Helwe (razón del viaje al Líbano, primer destino de Planeta Cives). Teníamos miedo de que en algún puesto de control del Ejército libanés nos prohibieran el paso. No fue así, aunque todo el mundo nos miraba como si fuéramos extraterrestres.


Los últimos kilómetros, a pie, por el campo, con cuestas empinadísimas. Para un tipo como yo, que fuma y no hace deporte, era algo como el infierno. Pero llegué. Nos costó poco tiempo descubrir la mecánica, por decirlo de alguna manera. El grueso de la gente, varios miles de personas, se sitúa sobre una especie de explanada que se asoma a una ladera pronunciada y que baja hasta una amplia extensión de terreno que linda con la frontera israelí. Hay varios puestos de observación de lo que está sucediendo abajo. Dependiendo del grado de activismo o de valor de la gente se pone más cerca o lejos. Uno de estos grupos nos comenta: “Están disparando abajo”. Y empezamos a bajar.


Los más valientes llegan hasta la valla tras la que están los soldados de Israel. Es allí dónde se soliviantan los ánimos. Se oye un disparo. A lo lejos se ve movimiento de gente. Luego unos cánticos: significa que alguien ha sido abatido, herido o muerto. El mismo macabro ritual escucho y veo 40 ó 50 veces. Disparo. Movimiento. Cantos. La escena acaba cuando el que ha sido alcanzado por los disparos es sacado por sus compañeros, que lo tienen que subir un buen trecho por una empinada cuesta. Por allí corre la voz de que ha habido quince muertos. La cifra que dan los medios de comunicación se mueve a estas horas entre cuatro y diez. Creemos que alguien de Ein El Helwe (el campo en el que trabaja Cives Mundi) ha fallecido, aunque no lo tenemos confirmado.


Han sido muertes inútiles, como tantas otras en este conflicto. Líbano e Israel se acusan de haber causado los muertos. El Ejército libanés ha decidido hacia las cuatro de la tarde disolver la manifestación con miles de tiros (literalmente) disparados al aire y botes de humo. El ruido era absolutamente aterrador. Ha funcionado todos hemos subido la cuesta a toda hostia. Hasta mañana.


PD. Dedicada a Natalia Sancha, delegada de Cives Mundi en Líbano y nuestra anfitriona. Se ha metido en el centro de la movida con un coraje increíble. Por eso es una estupenda fotoperiodista.

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