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“Hasta pronto Mauritania, ¡Insh’Allah!”, la despedida de nuestro compañero Mauricio

Hoy es el último día de trabajo en Cives Mundi de nuestro compañero Mauricio Santos Ochoa, quien durante los últimos 3 años ha sido nuestro delegado en Mauritania, Senegal y Malí. Así que le pedimos que nos escribiera algo para despedirse. Y aquí está. Mau, besos y abrazos de todo el equipo de Cives. Nos vemos.


Han pasado ya 5 años desde la primera vez que puse pie en Mauritania, un largo periodo de mi vida que sin embargo ahora mismo me resulta una brevedad transcurrida entre ocasos y cientos de rostros de gente que llevaré siempre en mis recuerdos. Somos aves de paso, pero con una necesidad antropológica de dejar huellas por donde marchamos, a lo mejor por un sentido egoísta de perpetuación. El caso es que al fin y al cabo las huellas más bien nos las dejan a nosotros, y Mauritania ha pisado fuerte en mí.


Yo he venido a estas tierras como hondureño, latinoamericano y me voy un poco africano. Vamos, que me voy afirmándome en lo que al fin de cuentas es el origen de todos y todas. Siempre me ha sorprendido la capacidad de los pueblos mauritanos para sobrevivir. Si algún día llega el fin del mundo, que llegará, seguramente ellos y ellas encontraran como arreglárselas haciendo de tripas corazón. No cualquier ser humano es capaz de resistir al rigor del desierto, estas personas resisten con la pasividad del que no se entera de nada, así hagan 50 grados a la sombra. Una khaima y tres vasos de té y asunto arreglado.


De esos 5 años, 3 los he dedicado a trabajar con Cives Mundi como responsable de sus proyectos en el país y posteriormente también de las acciones en Mali y Senegal. Este trabajo me permitió conocer muchos lugares y desarrollar una actividad apasionante: trabajar por mejorar la vida de las personas. En la región son tantas las necesidades que el efecto de tus esfuerzos realmente pude cambiar el rumbo de muchas vidas. El acceso a agua para riego ha sido una de nuestras líneas de trabajo. La diferencia entre tener agua y no tenerla en una de las regiones más áridas del mundo, abrigada por las dunas del Sahara, marca una diferencia capital en el bienestar de la población y en sus perspectivas de futuro. Me llevo en la memoria el contraste de imágenes de las cooperativas de mujeres en el interior de las regiones del Gorgol y Brakna labrando un suelo seco y estéril y el paisaje verde y esperanzador tras la perforación de aforos y la instalación de sistemas de riego fotovoltaico.


ESPERANZA es un concepto clave en este trabajo. El principal aporte de nuestras intervenciones debe ser el alimentar la esperanza y la ambición por ir a mejor; acompañar los esfuerzos de la gente para superar sus adversidades y ser un compañero en la búsqueda de sus ambiciones.


Es tan fácil convivir con la gente cuando te reconoces en ella. No hay abismo cultural insalvable cuando media la empatía humana y la complicidad de un objetivo común. Y al filo del reconocimiento, yo he de reconocer que mi trabajo no hubiera sido tan agradable ni tan cercano de no haber contado con el apoyo del equipo de la Asociación Mauritana para el Auto Desarrollo –AMAD- y con la de la Asociación Consejo para el Desarrollo –ACOD Gnètaaso- en Bamako. Amadou Dia, Sylla, El Hadj, Mamadou Dia, Elisée Sidibé, Youssouf Diallo, Aly Traoré, Ousman Bâ, Dadah, Mah Sy y tantos otros compañeros y compañeras que han tenido la paciencia de atender a mis apuros, a los mil papelitos que implica una justificación. Finalmente los proyectos han sido ejecutados por ellos y ellas, demostrando un compromiso y una capacidad humana digna de ser apoyada. A todos, muchas gracias, on njaarama, ini tié, shukrane desde lo profundo de mi corazón.


Desde luego un enorme agradecimiento a todo el equipo de Cives Mundi por haber depositado su confianza en mí, los pasados y los presentes: a Mónica, Vicky, Ana, Leticia, Joaquín, Roberto, Carlos, Dani, Adrián, Gonzalo, Teresa, Silvia. Otro tanto a la gente de la AECID en Mauritania y Mali y al resto de ONGs Españolas en donde siempre he encontrado complicidad y apoyo para llevar a cabo los sueños.


La Marca España de la que podemos presumir sin reparo alguno a pesar de los brutales recortes es la de la solidaridad con los pueblos, la que la cooperación española y el conjunto de sus actores gubernamentales y no gubernamentales desarrollan en favor de las personas más vulnerables. El camino hacia la igualdad de género es y debe ser trabajado como un sello de identidad en nuestras intervenciones. Así lo hemos hecho con el acompañamiento a 20 cooperativas de mujeres en la mejora de sus capacidades productivas y el posicionamiento de sus dificultades para el ejercicio de sus derechos sociales y económicos.


Mejorar la ayuda al desarrollo en términos de su calidad, cantidad y coherencia con el resto de políticas públicas es la única garantía de paz en un mundo cada vez más ensimismado y convulsionado.


Hasta pronto gente de bien, nos veremos más temprano que tarde, Insh’Allah!

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