Ahmad Khaled Alsabaa y Bassel Mounir Amir fueron este lunes los protagonistas absolutos de la inauguración de la exposición Ruaa, que tuvo lugar en el vestíbulo de la planta del Salón de Actos de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, y que podrá verse hasta el próximo 15 de octubre.
Ahmad tiene 14 años y Bassel, tres más. Ambos han nacido en el campo de refugiados de Ein El Helwe, descendientes de la primera oleada de emigración proveniente de Palestina, tras la fundación del Estado de Israel en 1948. Los dos chavales participaron durante nueve meses en el proyecto de Cives Mundi Ruaa, financiado por la AECID, e implementado en el terreno por la ONG libanesa Zakira. Ein El Helwe, en la ciudad de Saida, es el campo de refugiados más grande, también el más conflictivo, de los ocho que se asientan en Líbano. Era el único horizonte que habían conocido Ahmad y Bassel, hasta que este proyecto les trajo a España, durante tres días, en representación del resto de sus compañeros.
Los dos chavales se adueñaron de la mesa redonda que precedió a la inauguración de la exposición, explicando la vida cotidiana en Ein El Helwe (entre la normalidad y la tensión política) o sus perspectivas de fututo, sin abandonar el sueño de un regreso en el futuro a la tierra de sus abuelos.
Pero, ¿qué es Ruaa? 80 jóvenes refugiados palestinos e hijos de inmigrantes expresan su realidad a través de las lentes. Ruaa, punto de vista en árabe, es un proyecto que ha permitido formar en fotografía digital a los jóvenes durante 9 meses.A través de la fotografía estos jóvenes han logrado compartir e intercambiar experiencias sobre una vivencia ya sea dentro de los campos de Ein El Helwe en la sureña ciudad de Sidón, como en la periferia de la capital libanesa. Socialmente excluidos, la fotografía les permite no sólo adquirir conocimientos que incrementen sus posibilidades en el mercado laboral sino también expresar su punto de vista, sus percepciones sobre el entorno que les rodea.
Dadas las medidas de seguridad, el movimiento de los habitantes de los 12 campos palestinos que existen en Líbano es bastante reducido. Sin embargo a pesar de que numerosos palestinos disponen de la posibilidad de salir de los campos por cuestiones médicas o de trabajo, muy pocos libaneses se aventuran a entrar en ellos y generalmente son extranjeros o libaneses miembros de ONG los únicos expuestos a la realidad de los campos. Esta situación ha convertido a los refugiados y sus vidas en un gran desconocido para sus propios anfitriones: los libaneses. Respecto a los hijos de inmigrantes las problemáticas son similares en cuanto a la exclusión social y legal.
Muchos de ellos se ven forzados a trabajar como vendedores en los semáforos o a la mendicidad. Ruaa ha permitido a estos jóvenes no sólo salir de su rutina en los campos o de exclusión, sino también contribuir a dar a conocer tanto a libaneses como a extranjeros la realidad social, política y económica en la que viven. Les invitamos a descubrir a través de los ojos de estos jóvenes la realidad en el campo de refugiados palestinos de Ein El Helwe y de Nabaá, barrio periférico de Beirut.